Monasterio de Escornalbou, de centro monacal a residencia del primer egiptólogo
Un antiguo monasterio medieval de Tarragona convertido en la residencia privada de Eduard Toda, el primer egiptólogo del estado.
Eduard Toda i Güell nació en 1855 en Reus. De madre soltera, su padre, Eduard Toda, aunque lo reconoció, nunca se hizo cargo de él. Fueron su madre y su tío materno, el político y periodista, Josep Güell i Mercader quienes se ocuparon de él.
Estudió en las Escuelas Pias de Reus donde conoció a Antonio Gaudí. Ya en esta etapa comenzó a interesarse por la historia y el arte. Con tan solo 15 años, escribió “Poblet. Datos y apuntes” con algún dibujo del arquitecto, donde Eduard ya mostraba su interés por los monasterios medievales.
Estudió derecho en Madrid ya que en aquella época en Barcelona había una epidemia de fiebre amarilla y cólera. Se licenció en Derecho Civil y Canónico en 1873. En Madrid fue introducido en la carrera diplomática de la mano de Emilio Castelar, gran amigo de su tío. Debido a su facilidad con los idiomas (hablaba catalán, castellano, francés, portugués, inglés, alemán y chino) y su formación académica, entró en el Ministerio de Estado.
Con 21 años obtuvo la plaza de vicecónsul en la colonia portuguesa de Macao. Su etapa en Oriente duró hasta 1882 siendo también vicecónsul de Hong Kong, Cantón y Shanghai. Aprovechó su estancia en oriente para realizar viajes por diferentes ciudades chinas así como Japón y Filipinas.
Una vez acabada su etapa en China, regresó a su Reus natal hasta que en 1884 fue destinado a Egipto como vicecónsul. Allí, realizó muchas vistas por el país donde comenzó a interesarse por la egiptología. Se hizo amigo de egiptólogos como François A. F. Mariette, fundador del museo de Bulaq, precedente del actual Museo Egipcio de El Cairo y primer director del Servicio de Antigüedades de Egipto y de Gaston Maspero por entonces director del museo y del Servicio de Antigüedades.
El 1 de Febrero de 1886, Eduard, Gaston y François descubrieron la primera tumba tebana de la historia, la tumba de Sennedyem, en la necrópolis de Deir-el-Medina.
Fue el aviso de un beduino, Salam Abu Duhi, que sabiendo que los tres egiptólogos se encontraban en Luxor, dio la noticia del descubrimiento de una necrópolis sin excavar. Los egiptólogos se encontraron con una tumba intacta. La cámara funeraria repleta de pinturas murales, 11 sarcófagos con sus momias de los miembros de la misma familia, cerámica, ofrendas… La tumba pertenecía a un artesano y su numerosa familia. Eduard se convertiría en el primer egiptólogo en documentar una antigua tumba intacta (TT1), así lo recogió en su publicación “Son Notem en Tebas. Inventario y textos de un sepulcro egipcio de La XX dinastía” (Madrid 1877).
Al año siguiente de su descubrimiento en Egipto, Eduard fue destinado a Cagliari, en la isla italiana de Cerdeña. En el año 1102, colones catalanes llegaron a Alguer, por lo que el catalán quedó como una de las lenguas de la ciudad. Cuando Eduard Toda visitó Alguer, descubrió que había gente que hablaba en catalán por lo que Eduard fue quien descubrió y divulgó el pasado catalán y la pervivencia del idioma en Alguer.
Después de su etapa por la isla, fue enviado a Helsinky pero al poco tiempo renunció a su cargo y abandonó la diplomacia. En 1898 participó como secretario de la comisión española que negoció la paz entre Estados Unidos y España tras la Guerra de Cuba en el Tratado de París.
Eduard decidió pasarse a la empresa privada y trabajó en Londres para la naviera vasca Sota y Aznar, dirigida por Ramón Sota Llano, una de las fortunas más grandes de Europa de la época. Su trabajo en la naviera hizo que ganase mucho dinero y cumplir uno de sus sueños, comprar y restaurar un monasterio medieval, y así se hizo con Sant Miquel d’Escornalbou en Tarragona, muy cerca de su ciudad natal.
La Baronía de Escornalbou es un territorio histórico situado a 15 km de Reus. Comprende 7 pueblos y en el centro, en la cima de una montaña, una iglesia y un monasterio que el Rey Alfonso I mandó construir en honor a San Miguel. El territorio dependía del arzobispado de Tarragona y administrado por los monjes del monasterio.
Tras la desamortización de Mendizábal en 1835, el monasterio quedó totalmente abandonado hasta que en 1911 lo compró Eduard Toda que no se instaló hasta 1919. Reformó el monasterio con un estilo muy personal y lo convirtió en su residencia. Allí Eduard se dedicó a sus estudios y publicaciones que fueron numerosas a lo largo de su vida. Mantenía correspondencia con su amigo Antoni Gaudí quien conocía muy bien la zona, las formas de la naturaleza allí presentes eran fuente de inspiración de algunos elementos de sus obras.
Como miembro importante de la Reinaxença, su residencia se convirtió un lugar de encuentro de las principales figuras del movimiento.
No están allí sus grandes colecciones de objetos recopilados en sus viajes ya que los importantes se encuentran en museos como el Museo Arqueológico Nacional y el Museo Victor Balaguer.
Eduard vivió aquí hasta 1930 cuando se trasladó a otro monasterio, El Real Monasterio de Santa María de Poblet. A éste, le dedicó los últimos años de su vida cumpliendo uno de sus sueños desde pequeño, la rehabilitación y salvamento del monasterio. Fue el gran impulsor de su rehabilitación siendo miembro activo de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos y presidente del Patronato de Poblet. Allí murió y fue enterrado en 1941.